ACTO DE IMPOSICION DE NOMBRE
ESCUELA DE ARTE JOSE «PIPO» FERRARI
16 de Noviembre de 2011
Al descubrir la placa estaban presentes Eduardo Ferrari (familiar de Pipo), la Dir. Miriam Diaz, la Vicedir. Silvia Gramaglia, la Intendenta Graciela Rosso, la Jefa Distrital Cristina Protolongo, la Inspectora Daniela Russo y la bendición del Padre Gabriel Pagliero.
Los abanderados Laura Cordoba, Manuela Cattaneo y Norma Ebis.
Pintura de Pipo Ferrari donada a la escuela por sus familiares
La secretaria Patricia Liguori fue la conductora del acto y el profesor Claudio Massa fue el encargado de dedicar unas palabras emotivas al querido Profesor Ferrari.
Imposición de nombre a la Escuela de Arte
Un lugar con nombre
Porque la Escuela de Arte es un lugar…así de infinito. Con pertenencia en cada pincelada, en cada acorde, en cada mirada artística y docente. Es un lugar que es de cada uno y de todos los que se forman en sus aulas y de los que ya lejanos a ellas, siguen sintiendo que ese espacio, les pertenece. Por eso, un nombre. Por eso esta imposición. La Escuela de Arte de Luján ya se llama “José Pipo Ferrari”.
Fue como darle nombre a los pinceles. A los lápices y sus trazos. A las telas y sus colores. Fue darle un nombre también a los acordes, a las cuerdas vibrando en diapasones y cajas y a los retumbes de las percusiones. Un nombre para el andar aprendiendo de los alumnos y para la tarea docente de enseñar y seguir aprendiendo, siempre, también. Fue como darle nombre a los colores y sus gamas, sus fusiones, sus creaciones. Un nombre a la piedra que se talla y al papel que se hace obra de arte desde la mirada y el accionar de las manos de vuelo. Es un nombre para la Escuela de Arte.
Y ese nombre fue el aplaudido y reconocido durante la mañana del miércoles 16 de noviembre, cuando se llevó a cabo el acto protocolar de la imposición de nombre para esta institución que de ahora en más, se llama “José ‘Pipo’ Ferrari”.
Eduardo Ferrari –familiar de Pipo- junto a Lidia Miriam Díaz, Claudio Massa y Celina Michelena
Presentes en el lugar en este emotivo momento para toda la comunidad educativa y docente de la misma, y para la comunidad en general, estaban autoridades municipales –Intendenta y su comitiva – , alumnos, ex alumnos, docentes y ex docentes, como así también representantes de otras instituciones y un familiar del homenajeado, el Sr.Eduardo Ferrari que se acercó para compartir este momento tan especial.
En la voz de la secretaria de la Escuela de Arte –Patricia Liguori – se fue desarrollando organizadamente el acto, con la presentación de la bandera de ceremonia, la entonación del Himno Nacional y el descubrimiento y bendición de la placa con el flamante nombre, bendición a cargo del Padre Gabriel Pagliero, de Basílica Nacional.
Seguidamente, el profesor Claudio Massa se refirió a este momento y a la figura de José Ferrari, diciendo: “Como docente y ex alumno de esta institución, aún vibra en mí su voz grave, segura y firme en el silencio del aula. No puedo olvidar cómo esperábamos su clase, sorprendiéndonos cada día con un argumento distinto, con una visión amplia y a veces infinita que abarcaba más allá del tema y nos transportaba a otras culturas, otros modos, otras formas de expresar la realidad y sus distintos lenguajes. Tenía un don especial para sacar lo mejor de cada uno de nosotros, para lograr esa difícil unión entre la expresión y el conocimiento. Su vida era el arte y la docencia y este compromiso lo acercó a otras disciplinas y a otros vínculos, como al psicoanalista Pichon – Riviere, el escultor Antonio Pujía, los artistas Carlos Alonso, Barbarita Cruz, Mercedes Sosa y al grupo Arco Iris, liderado por Gustavo Santaolalla, a quienes ayudó en la realización de la Opera Sudamericana , álbum emblemático del rock de los años setenta. En su labor como docente, ayudó a organizar los contenidos plásticos y su didáctica, con un criterio de comprensión y búsqueda de un lenguaje, dejando de lado los esquemas rígidos vigentes por esos años”, decía el Prof. Massa, agregando: “En el ‘Mural de la Virgen’, frente a la Terminal de ómnibus de esta ciudad, llevó a cabo una tarea de ajuste y elaboración que luego trasladaría a su cátedra de Mural en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de La Cárcova. La misma tarea docente lo llevó a trabajar en distintas escuelas: en Jujuy, La Plata, Luján y la Escuela Nacional Prilidiano Pueyrredón, su querida Pueyrredón como gustaba decirle. Gracias a su paso por el norte del país, surgió en él ese amor entrañable al Altiplano, a Bolivia, a su música y a su gente. Esto se ve plasmado en numerosísimos dibujos y pinturas con una impronta inconfundible. Amó la música barroca, a su violín, a José de San Martín, a Piero della Francesca, a Giotto. Amó a sus alumnos y a esta Escuela, por eso hoy evocamos éstas, sus palabras: ‘…el pintor persevera en la búsqueda de un ‘centro’ que siempre retrocede, que elude la posesión, que no deja fijarse: las huellas de esta fe destinada marcan su tela y definen su identidad’…muchas gracias”, decía Claudio Massa desde este discurso compartido con la profesora María Alejandra Garay Campi.
EMOCIONES COMO PINCELADAS
Fue una mañana de emociones. Porque el hecho en sí ya lo era y además, recordar a este profesor y artista, lo fue más. Y eso se notó por supuesto, en la voz y las palabras de la actual directora de la institución, la Prof. Lidia Miriam Díaz: “Mi historia viene de egresada de esta institución y conozco cómo la anterior directora sostuvo que la Escuela pudiera tener un nombre elegido por la comunidad educativa, o sea que cuando comienzo con mi gestión fue proseguir con la historia de nuestra querida Pocha Michelena y terminar hoy. Es muy emotivo para mí porque mi historia viene de 28 años, que escucho gente entre pasillos comentar y después cuando comenzó a participar activamente en los congresos en otros lugares de la provincia, sentía la necesidad enorme que esta institución no fuera una más de las escuelas de arte, sino que tuviera su nombre propio, identidad, dejar de ser la ‘escuela de arte 01′ como todo el mundo nos dice porque somos única en la región. Llegar a sentarme en mesas con directores y directoras de Artística y que se nos reconozca con otro nombre, esa necesidad tuvo eco en alumnos de Diseño Gráfico que pudieron cambiar la papelería de la institución que nunca se había llegado a concretar: tener un logo, tener un color propio, tener las vibraciones de música”, decía la directora agregando: “Nos faltaba el nombre. La Resolución del ministro Oporto fue la gran oportunidad de demostrar que durante esta gestión trabajamos en forma democrática y abierta, la propuesta fue abierta para todos, fue comunicada, fueron puestos los proyectos…”, mencionaba, para finalizar diciendo: “Era muy importante para mí que culminara esta historia con la placa de la institución con su nombre completo como corresponde. Me siento felicísima, todos estamos felices de tener el nombre propio y me siento feliz por mi parte como egresada de la institución y ahora como directora, aunque me interesa más como egresada, ver a mis compañeros, amigos, profesores que están felices por tener el nombre. Honrar a una persona que aprendí a querer en este tiempo sin haber sido mi profesor, eso quiere decir que marcó mucho y que hizo mucho por esta institución, y que dejó un legado importante dentro de los egresados de la institución”, decía agradeciendo al Sr. Eduardo Ferrari –familiar de Pipo – que además de su presencia, trajo consigo una obra del profesor y artista para donar a esta institución que de ahora en más, lleva su nombre.
Luego se escucharon las palabras de la Inspectora Jefa Distrital Prof. Cristina Protolongo, de la Intendenta Municipal Dra. Graciela Rosso y de la Inspectora Prof. Daniela Russo.
Como pinceladas, un nombre. Como armonía de violín. Como ritmo en los parches. Como diseño creativo. Como…arte. El arte de José ‘Pipo’ Ferrari, por siempre en esta Escuela que ya lleva su nombre y es ahora más que nunca, un lugar a pura identidad.
Lili Ricciardulli